Ella se colocó, de frente, ante el espejo.
Se miró y no sostuvo la mirada. Así cada día, de frente. El auto-conocimiento.
Cada día, un rato más, apartando menos la mirada del espejo.
Cada día encontraba más cosas que le gustaban frente al espejo.
Hasta que un día se miró, sonrió a su reflejo y por fín se aceptó a si misma.
¡¡Y a quién no le guste que no mire!!.
Mareas.
Es una minifábula que, cuando trabajaba la autoestima en la asociación de mujeres en que estoy, me habría venido genial. Un ejemplo fantástico, me ha encantado! BESOS!
ResponderEliminarAins, el autoconocimiento, qué complejo (deformación profesional xD)
ResponderEliminar^Pero sí, tienes razón...
Ohh, que bonito, pero me gusta la última frase moraleja, "Y a quien no le guste que no mire" así se dice!
ResponderEliminarJusto... irse mirando a diario frente al espejo, irse viendo lo bueno y lo malo... pero sobretodo lo bueno..
ResponderEliminartermina una por quererse muuucho y me alegro que tu tambien.